México, D. F., a 03 de diciembre de 2014.
Con su permiso
Señor Presidente:
En 1989,
en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, México pugnó ante el
mundo la necesidad de contar con un instrumento que promoviera el respeto de
los derechos de la niñez y adolescencia; impulsó así, en la agenda
internacional la Convención de los Derechos del Niño.
25 años después, en
el Congreso de la Unión comenzó a saldarse uno de los más grandes pendientes
que teníamos como Estado Mexicano: Una Ley garantista de derechos humanos a
favor de niñas, niños y adolescentes.
Lo anterior, señor
Presidente, gracias a una Iniciativa que usted presentó demostrando con ello no
sólo una gran sensibilidad, sino congruencia con su dinámica transformadora; y si
alguien tenía duda de su voluntad y compromiso, la Iniciativa que presentó,
tuvo el carácter de “preferente”, por lo que el mensaje era claro: “Necesitamos
que las niñas, niños y adolescentes de México tengan una Ley que respete y
fomente íntegramente sus derechos”.
En el Senado de la
República, tuvimos el privilegio de ser Cámara de Origen, y desde el momento en
que llegó la Iniciativa comenzamos los trabajos para socializar la propuesta y
fortalecer sus alcances.
Permítanme
comentarles, que fue tal la importancia y trascendencia de la propuesta de Ley,
que se turnó a 6 comisiones de manera colegiada. Por cierto, número histórico
de Comisiones Dictaminadoras, que avalan la seriedad con la que se llevó a cabo
su proceso legislativo. Aprovecho para reconocer ampliamente la capacidad y
empeño de sus presidentes y presidentas.
Fue así, que bajo
un mecanismo abierto, incluyente y plural, todas las voces fueron escuchadas:
sociedad civil, organismos internacionales, académicos y especialistas, a
quienes reconocemos su interés, respaldo y valiosas aportaciones.
Mención especial
merecen la Secretaría de Gobernación, la Consejería Jurídica del Ejecutivo
Federal y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia quienes
estuvieron cerca de nosotros y nosotros de ellos.
Esta cercanía
demostró la apertura y voluntad política del Ejecutivo Federal para que fuera
enriquecida esta anhelada Ley.
En el
mismo sentido, destacamos el trabajo de la Cámara de Diputados, que como Cámara
Revisora tuvo un papel fundamental en la materialización de este ordenamiento
jurídico.
Hoy es
un gran día:
Al
promulgar esta ley, niñas, niños y adolescentes tienen garantizados sus
derechos más fundamentales.
A
partir de hoy ninguna niña o niño sin nombre y apellido! ninguna niña o niño
violentado ni víctima de acoso escolar! ninguna niña o niño sin acceso a
educación! ninguna niña o niño discriminado por discapacidad, origen o raza!
ninguna niña o niño con problemas de sobrepeso y obesidad sin atención adecuada!
Con esta Ley, comienza
un cambio de fondo que les permitirá desarrollar su potencialidad y grandeza.
Quedan garantizados sus derechos a vivir en familia, a vivir
en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral, el derecho a la
participación y a ser atendidos de manera prioritaria.
Señor Presidente, distinguidos
miembros del presídium, estimada audiencia:
Llegar a este
momento no ha sido tarea fácil, por lo que debemos valorar y analizar el
significado de todo esto que estamos viviendo, que va más allá de la creación
de una nueva Ley, es el fundamento de una política de Estado en favor de la
tercera parte de la población; en favor de quienes serán las mujeres y hombres de bien que nuestro
país necesita.
Como
Senadora de la República, pero principalmente como mujer y madre de familia, me siento orgullosa de mi
patria y de mi Presidente, un hombre visionario que ha sabido enfrentar con
valentía y gran inteligencia los problemas históricos de la nación, resolviendo
pendientes de muchos años que no podían postergarse más en materia económica,
educativa, energética, entre otras; y en este momento, en lo más preciado que
tenemos como sociedad: las niñas, niños y adolescentes.
Hoy damos un paso
más como Nación, una Nación que con voluntad y dedicación nada la frena, que
apuesta en el presente para garantizar un mejor futuro.
Muchas gracias.